Un divorcio complicado puede perfectamente acabar de una manera más fácil si se ha empleado una buena metodología y se ha realizado un trabajo intensivo con las partes, pues ésta es nuestra experiencia: que siempre, después de un buen asesoramiento y un buen trabajo de análisis completo y estudio, como hacemos en iusfamilia, los frutos no tardan en llegar y lo que empezó siendo un divorcio complicado acaba con una reestructuración de la vida de las partes más sencilla y segura para su plena satisfacción. Y no hay mayor logro que obtener la satisfacción del cliente y sobre todo la gratificación que en sí representa recibir los frutos de todo trabajo hecho a conciencia.
Por tanto, todas las personas que estén en un proceso de divorcio, ya sea más complejo o más llano, pueden aspirar a resolver su situación si se saben asesorar (encuentra aquí nuestros mejores consejos), y se disponen a trabajar en la búsqueda de soluciones basadas en sus necesidades reales y no tanto en sus posicionamientos iniciales fruto de sus primeras reacciones a las emociones que afloran en todo proceso de divorcio, en el que se viven siempre dos fases: la del divorcio emocional y la del divorcio judicial.
Índice
Tipos de divorcio: ¿Mutuo acuerdo o divorcio contencioso?
Cuando hablamos de “divorcio complicado” generalmente nos referimos a los divorcios contenciosos, aquellos en los que no hay acuerdo entre los cónyuges y el juez debe intervenir para resolver los conflictos. Por el contrario, un divorcio de mutuo acuerdo (divorcio amistoso o exprés) ocurre cuando ambas partes colaboran y pactan las condiciones de la separación. Veamos las diferencias clave:
- Acuerdo vs. conflicto: En el divorcio de mutuo acuerdo, la pareja presenta conjuntamente un convenio regulador con todas las medidas pactadas (custodia de hijos, pensión de alimentos, uso de la vivienda, reparto de bienes, etc.). El juez simplemente debe aprobar ese acuerdo, siempre que tenga el informe favorable del Ministerio Fiscal cuando hay hijos menores de edad. En cambio, en el divorcio contencioso no existe tal acuerdo; cada uno propone sus condiciones y es el juez quien decide sobre todos los aspectos (custodia, vivienda, pensiones, régimen de visitas, reparto de bienes, etc.). Cuando no hay consenso, se inicia un proceso judicial y, a veces, un verdadero enfrentamiento en el juzgado.
- Duración del proceso: Un divorcio amistoso puede resolverse en 3 a 6 meses, especialmente desde la reforma de 2005 que introdujo el llamado divorcio exprés (lo cual apela a la posibilidad de acudir al divorcio sin necesidad de pasar por un proceso previo de separación).De hecho, la ley española exige únicamente tres meses de matrimonio para poder divorciarse y no exige alegar ninguna causa para solicitarlo. Es decir, no hay que demostrar ningún motivo específico; basta con la voluntad de no seguir casado. Gracias a esto, si hay acuerdo, en un par de meses (o incluso menos) se puede obtener la sentencia de divorcio. En cambio, un divorcio contencioso puede alargarse de 8 meses a 1 año fácilmente, dependiendo de la carga de trabajo de los juzgados y de la complejidad del caso. Imagina tener que esperar meses para un juicio, con trámites, pruebas periciales (por ejemplo, informes psicológicos sobre los hijos) y múltiples comparecencias. La diferencia de tiempo es enorme.
- Coste económico: Al ser más largo y requerir más actuaciones, el divorcio contencioso resulta más caro. En un divorcio de mutuo acuerdo, ambos cónyuges pueden incluso compartir el mismo abogado y procurador, reduciendo gastos. En cambio, en el divorcio contencioso cada parte necesita su propio abogado y procurador, duplicando costes. Además, los honorarios suelen ser mayores debido a la complejidad y horas de trabajo que conlleva preparar un juicio.
- Grado de estrés y conflicto personal: Un divorcio contencioso suele implicar un nivel alto de estrés emocional . Al no haber consenso, el proceso puede volverse muy tenso. En Iusfamilia siempre recomendamos, en la medida de lo posible, apostar por el diálogo y la mediación. Nuestro equipo cuenta con mediadores familiares que pueden ayudar a reconducir situaciones difíciles para tratar de lograr acuerdos beneficiosos para todos.
Ahora bien, ¿qué pasa si inicialmente el divorcio es contencioso, pero luego las partes logran ponerse de acuerdo en algo? Es importante saber que un divorcio contencioso puede transformarse en divorcio de mutuo acuerdo en cualquier momento del procedimiento si finalmente los cónyuges alcanzan un pacto antes del juicio. En tal caso, se presenta el convenio regulador acordado y se continúa el trámite por la vía amistosa. Esto es bastante común: a veces el mero paso de los meses o el consejo de los abogados hace que las partes cedan en ciertas posiciones y consigan un acuerdo in extremis evitando así el juicio. La Ley de Enjuiciamiento Civil permite y fomenta esta posibilidad, ya que siempre es preferible una solución consensuada a una impuesta por sentencia.
En resumen: Si la negociación es imposible, no hay que temer acudir a la vía contenciosa. Con un buen abogado especialista a tu lado, defenderás tus derechos ante el juez y lograrás las mejores condiciones posibles dentro de la legalidad. En Iusfamilia hemos llevado numerosos divorcios contenciosos complejos, obteniendo resultados favorables y altamente satisfactorios para nuestros clientes incluso en situaciones muy difíciles. Somos conscientes de que a veces no queda más remedio que luchar, y estamos preparados para ello.
Los hijos en un divorcio complicado: custodia y pensión alimenticia
Uno de los temas más sensibles en cualquier divorcio es el de los hijos. Cuando la pareja tiene niños, las decisiones sobre su custodia, educación y manutención suelen ser el eje central –y muchas veces el punto más conflictivo– del proceso. Veamos qué hay que tener en cuenta:
Custodia: monoparental o compartida. En España (y particularmente en Cataluña, que tiene normativa propia en materia de familia), el juez puede establecer distintos regímenes de guarda y custodia de los hijos menores. Las opciones son: custodia monoparental/exclusiva (los hijos viven con un progenitor y tienen régimen de visitas con el otro) o custodia compartida (los hijos alternan estancias con ambos de forma equilibrada, por ejemplo semanas alternas, quincenas, etc.). Ninguna de las dos es automática; se decidirá en función del interés del menor, evaluando la situación concreta de la familia y caso por caso.
En divorcios de mutuo acuerdo, los padres pueden pactar el tipo de custodia en el convenio regulador. Hoy día, muchas parejas acuerdan custodia compartida si ambos están en condiciones de cuidar a los niños por igual. En divorcios contenciosos, será el juez quien determine la custodia tras escuchar a ambas partes, al Ministerio Fiscal (que vela por los menores) e incluso, en Cataluña, tras valorar un informe psicosocial elaborado por peritos (psicólogos/trabajadores sociales que entrevistarán a padres e hijos). Este informe, junto con la opinión del fiscal, suele tener peso, pero no es vinculante: el juez decidirá lo que crea mejor para los niños según las pruebas.
Nota: El plan de parentalidad es un documento exigido en Cataluña cuando hay hijos menores, donde se detalla cómo se organizará la vida de los niños tras la ruptura (horarios, vacaciones, educación, actividades, etc.). Es un instrumento muy útil que ayuda a prever y ordenar todas las cuestiones del día a día de los hijos. En Iusfamilia somos especialistas en la elaboración de planes de parentalidad completos y realistas, ajustados a las necesidades de cada familia. Este plan se presenta junto con el convenio regulador en divorcios de mutuo acuerdo, y en caso de divorcio contencioso, cada progenitor puede proponer su propio plan.
Pensión de alimentos: Salvo en casos de custodia compartida muy equitativa en tiempo y recursos, lo habitual es que el progenitor que no tenga la custodia (o el que tenga menores ingresos en custodia compartida) deba pagar una pensión alimenticia para contribuir al mantenimiento de los hijos. Esta pensión cubre gastos de vivienda, comida, colegio, ropa, salud... todo lo necesario para la crianza. La cantidad varía según los ingresos de los padres y las necesidades de los niños. En Cataluña existen tablas orientativas y criterios propios, pero en general se busca que los hijos mantengan un nivel de vida parecido en ambos hogares. Ten en cuenta que es una obligación firme: si alguien deja de pagar la pensión puede incurrir incluso en responsabilidad penal (delito de impago de pensiones) además de acumular deuda. Por tanto, es crucial fijar una cifra justa y viable.
Régimen de visitas: Cuando uno de los progenitores tiene custodia exclusiva, el otro tiene derecho a un régimen de visitas amplio para continuar la relación con sus hijos. Lo más típico es fines de semana alternos, alguna visita intersemanal, mitad de vacaciones, etc., aunque cada familia es un mundo. En divorcios complicados a veces surgen disputas por las visitas (por ejemplo, si un progenitor piensa que el otro no cuida bien de los niños, o hay temores fundados por problemas de adicciones, violencia doméstica, etc.). En situaciones extremas, un juez podría supervisar o limitar las visitas (visitas en un “punto de encuentro familiar” supervisado, visitas suspendidas temporalmente, etc.) si está en riesgo el bienestar del menor. Pero estos son casos excepcionales; lo normal es que ambos padres conserven su derecho a estar con sus hijos.
Decisiones sobre los hijos (patria potestad o potestad parental en Cataluña): Aunque la convivencia diaria se resuelva vía custodia, la patria potestad (decisiones importantes sobre educación, salud, mudanzas, etc.) sigue siendo compartida por ambos padres en la mayoría de casos. Solo en situaciones muy graves se le retira la patria potestad a un progenitor. Así que incluso divorciados, tendréis que seguir tomando decisiones conjuntas sobre vuestros hijos menores de edad, en temas trascendentes.
Lee aquí un artículo completo sobre la pensión compensatoria en los divorcios
La vivienda familiar y reparto de bienes: ¿Quién se queda con la casa?
"Si la casa es mía y me divorcio, ¿me la puedo quedar yo?" Esta es otra de las grandes preocupaciones de nuestros clientes. El hogar familiar suele ser el bien más importante, y decidir quién se queda en la vivienda tras el divorcio –y qué pasa con la hipoteca si la hay– puede ser complejo.
Primero, distingamos dos cuestiones: el uso de la vivienda por un lado, y la propiedad de la vivienda por otro.
- Atribución del uso de la vivienda familiar: Legalmente, cuando hay hijos menores, lo común es que el juez atribuya el derecho de uso de la casa familiar al progenitor custodio junto con los niños. Esto significa que, aunque la casa esté a nombre de uno solo de los cónyuges o de ambos, esa persona y los hijos podrán seguir viviendo allí, al menos mientras los hijos sean menores de edad (o hasta que el juez fije). Es decir, el interés de los hijos en mantener su entorno prevalece sobre la titularidad formal de la vivienda.
- En Cataluña y España se está debatiendo sobre esta cuestión en casos de custodia compartida. Si la custodia es compartida al 50%, ¿debe uno de los padres ceder la casa al otro? En teoría no habría un “custodio principal”. En ausencia de acuerdo, algunos jueces optan por atribuir el uso temporal a uno de los padres por un periodo concreto, o incluso ordenar la venta de la vivienda si ninguno puede asumirla en solitario.
- Propiedad y liquidación de bienes: Independientemente de quién use la casa, luego está el tema de a quién pertenece. Aquí cuenta el régimen económico matrimonial. En Cataluña, por defecto las parejas casadas están en separación de bienes (salvo pacto en contrario). Eso significa que la vivienda será de quien la compró (o de ambos en la proporción que figure si la comprasteis a medias). En el resto de España, si estabais en gananciales, la casa comprada durante el matrimonio (salvo que fuera por herencia o donación) es un bien ganancial, o sea de los dos al 50%. Al divorciarse habrá que liquidar ese régimen: pueden repartir los bienes de mutuo acuerdo (por ejemplo, uno se queda la casa y le paga al otro su mitad, o la venden y reparten el dinero) o, si no hay acuerdo, iniciar un proceso aparte de liquidación de gananciales donde un juez y un contador-partidor dividan todo. En separaciones de bienes (como Cataluña), no hay “masa común” que liquidar, pero igualmente si comprasteis cosas a medias habrá que hacer repartos o disolución de la comunidad de bienes.
Lee aquí un artículo completo sobre los la vivienda familiar en los divorcios
Consejos para afrontar un divorcio complicado
Divorciarse nunca es fácil, y menos cuando la situación es tensa o hay muchos temas en disputa. Aquí van algunos consejos prácticos para sobrellevar un divorcio complicado de la mejor manera posible:
- Infórmate bien de tus derechos: Conocer el terreno te dará tranquilidad. Habla con un abogado de confianza lo antes posible. En una primera consulta podrás resolver dudas básicas (¿qué pasa con la casa, qué pasa con los niños, qué papeles necesitas, etc.?). Saber qué puedes esperar legalmente te ayuda a tomar mejores decisiones y a no creer falsos mitos (¡abundan muchos mitos sobre divorcio! ).
- Prioriza lo importante (especialmente si hay hijos): Haz una lista de tus prioridades absolutas (por ejemplo: “quiero la custodia compartida” o “necesito quedarme la casa un tiempo por los niños” o “me preocupa no perder tal bien personal”). Distingue eso de lo secundario. En divorcios contenciosos quizá no consigas el 100% de tus pretensiones, pero si tienes claras tus líneas rojas y lo que estarías dispuesto a ceder, podrás negociar con más claridad o enfocarte adecuadamente en el juicio. El bienestar de los hijos debe ser siempre la estrella polar en estas decisiones.
- Comunicación limitada pero civilizada: Si la relación con tu ex está muy deteriorada, intenta mantener una comunicación mínima y por escrito (email, mensajería) sobre asuntos necesarios, y evita discusiones cara a cara. Todo lo que escribas imagina que podría leerlo un juez algún día. Mantén la calma y sé respetuoso/a aunque la otra parte no lo sea. No entres en provocaciones. A veces es útil tener un tercero (un familiar, por ejemplo) para intercambios de los niños o pertenencias y así evitar enfrentamientos directos.
- Documenta todo lo relevante: En un divorcio conflictivo, las pruebas son clave. Guarda registros de pagos que hagas (hipoteca, gastos de los niños), conversaciones importantes (capturas de mensajes si muestran algo relevante, siempre que sean obtenidas lícitamente), informes médicos o escolares de los hijos si pudieran influir, etc.
- Apóyate en profesionales y en tu entorno: Un divorcio difícil es una montaña rusa emocional. No tienes que pasarlo solo/a. Busca apoyo en amigos, familia o incluso un terapeuta. Muchas personas en proceso de divorcio encuentran útil asistir a terapia individual o de familia para gestionar la ansiedad, la tristeza o la ira que puedan surgir. En nuestro despacho ofrecemos un servicio de apoyo psicológico precisamente porque entendemos que el divorcio no es solo un trámite legal, sino un proceso humano complejo. Mantener tu salud mental es importante para ti y para tomar decisiones legales más sensatas. También considera mediación familiar si es viable: un mediador neutral puede facilitar acuerdos en puntos conflictivos sin llegar al juzgado.
- No te saltes las normas ni decisiones judiciales: Si ya hay medidas temporales o una sentencia, cúmplelas a rajatabla. Incumplir un régimen de visitas, no pagar una pensión o llevarte a los niños sin permiso puede volverse en tu contra legalmente. Siempre es mejor consultar al abogado y solicitar cambios por vía legal que tomar atajos por tu cuenta. Demuestra ser responsable y cooperativo dentro de lo posible; eso te beneficiará en el proceso.
Conclusión
Un “divorcio complicado” puede parecer una pesadilla al empezar: disputas, miedo al futuro, a perder a tus hijos o tu patrimonio, incertidumbre legal... Pero con la información adecuada y el apoyo correcto, esa montaña se vuelve escalable. En esta guía hemos repasado los puntos críticos de los divorcios difíciles: desde entender las vías legales (amistosa vs contenciosa), saber en qué se diferencia la separación del divorcio, hasta cómo se manejan la custodia de los hijos, la casa familiar o los bienes, incluyendo casos reales que muestran cómo actúan nuestros tribunales ante situaciones complejas.
Si algo debes llevarte es que no estás solo/a en este proceso. Miles de personas pasan cada año por lo mismo en Cataluña y en toda España, y con la orientación conveniente salen adelante e inician una nueva etapa en sus vidas. Tú también podrás hacerlo. Rodéate de buenos profesionales, apóyate en tus seres queridos y, sobre todo, ten presente que tus hijos te necesitan sereno/a y fuerte.
En Iusfamilia estamos a tu disposición en Barcelona para ayudarte a convertir un divorcio complicado en un trámite lo más llevadero posible. Nuestro equipo se encargará de pelear por tus intereses con tenacidad, al tiempo que te brindará la empatía y cercanía que necesitas en momentos tan delicados. Cada familia que logramos ayudar a resolver sus conflictos es para nosotros un impulso para seguir siendo el despacho de referencia en derecho de familia.
¿Tienes preguntas específicas sobre tu caso? ¿Buscas una segunda opinión legal o simplemente orientación inicial? Contáctanos sin compromiso. Estamos aquí para escucharte y ofrecerte soluciones.
No importa lo complicado que parezca tu divorcio, juntos podemos encontrar la salida.