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Incapacidad permanente total cualificada y capitalización

¿Te imaginas no poder volver a ejercer tu profesión habitual debido a una lesión o enfermedad? La incapacidad permanente total (IPT) es una prestación de la Seguridad Social que protege a los trabajadores en esa situación. En este artículo, te explicamos qué es la incapacidad permanente total, quién puede solicitarla, qué requisitos debes cumplir y cuánto se cobra de pensión.

Josep Conesa. abogado laboralista (Barcelona)

Redactado por Josep Conesa

Abogado laboral y concursal

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¿Qué es la Incapacidad Permanente Total?

La incapacidad permanente total se define como aquella situación en la que un trabajador, tras pasar por tratamiento médico o una incapacidad temporal prolongada, presenta limitaciones anatómicas o funcionales graves que le inhabilitan para realizar todas las tareas fundamentales de su profesión habitual, aunque puede dedicarse a otra distinta. Es decir, no puedes volver a hacer tu trabajo de siempre, pero sí podrías trabajar en otra cosa que sea compatible con tus secuelas. Por eso a veces se la llama “invalidez permanente total para la profesión habitual”. Es una de las cuatro modalidades de incapacidad permanente en España, junto con la parcial, la absoluta y la gran invalidez.

Ejemplo: Piensa en un albañil con una lesión crónica de espalda: si su dolencia le impide cargar peso y estar de pie largo tiempo, no podrá seguir en la construcción, pero tal vez podría desempeñar un empleo más ligero (por ejemplo, recepcionista o telefonista). Justamente eso ocurrió en 2025: un almacenero asturiano con artrodesis lumbar L5-S1 ganó en los tribunales el reconocimiento de incapacidad permanente total, ya que las exigencias físicas de cargar peso y bipedestación prolongada eran incompatibles con su estado de salud. El Tribunal Superior de Justicia confirmó que no podía seguir trabajando de almacenero, concediéndole la pensión correspondiente del 55% de su base reguladora.

Otro caso real en Cataluña: el Juzgado de lo Social Nº4 de Barcelona declaró la incapacidad permanente total a un soldador metalúrgico con discopatía degenerativa L5-S1 y hernia discal. Sus tareas (levantar y transportar cargas, posturas forzadas inclinando la espalda) eran incompatibles con sus lesiones, aunque podría hacer otros trabajos que no supongan sobrecarga lumbar. En la sentencia, el INSS fue condenado a pagar una pensión mensual equivalente al 55% de su base reguladora. Como ves, la IPT protege al trabajador cuando su salud le impide seguir en su oficio, pero no lo incapacita totalmente para cualquier trabajo.

 

¿Quién puede solicitar la incapacidad permanente total?

La puede solicitar cualquier trabajador (ya seas empleado por cuenta ajena o autónomo afiliado al régimen de la Seguridad Social) que, tras un proceso médico, sufra secuelas permanentes que le impiden desempeñar su profesión habitual. En la práctica, la gran mayoría de solicitudes de IPT llegan tras agotar la incapacidad temporal (IT) de 12 a 18 meses de baja médica. De hecho, al agotar los 545 días de baja es común que el INSS tramite de oficio la evaluación de incapacidad permanente. También puedes iniciar tú mismo la solicitud si tus médicos consideran que tus limitaciones van a ser definitivas (no es necesario esperar siempre el máximo de la baja).

¿Qué ocurre en Cataluña? En Cataluña, la evaluación médica de la incapacidad permanente la realiza el Institut Català d’Avaluacions Mèdiques (ICAM), en coordinación con el INSS. Si trabajas en Cataluña, es posible que recibas una citación del ICAM durante tu baja prolongada para valorar tu estado. El ICAM emite un informe-propuesta sobre tu capacidad residual para el trabajo, que el INSS tendrá en cuenta. Por ejemplo, en el caso del soldador catalán mencionado, el informe del ICAM describía sus dolencias (lumbago con ciática, hernia discal...) y con esa base inicialmente se denegó la incapacidad, aunque luego el juez la reconoció. Conclusión: cualquier trabajador en España o Cataluña con lesiones permanentes que impiden su oficio puede pedir la IPT, pero necesitará respaldo médico para demostrarlo. Las empresas también deben conocer estos procesos: a veces son las mutuas o la propia empresa las que inician trámites de incapacidad cuando un empleado no puede reincorporarse, para buscar la mejor solución tanto para el trabajador como para la organización.

 

Requisitos para la incapacidad permanente total

Para que la Seguridad Social te conceda la incapacidad permanente total, debes cumplir varios requisitos legales y médicos. Los principales requisitos de la IPT son:

  • No haber alcanzado la edad de jubilación ordinaria: la pensión de IPT es incompatible con la jubilación. Por tanto, no debes haber llegado a la edad de jubilación en la fecha en que se produce el “hecho causante” (normalmente, el fin de la baja médica). Excepción: si ya tienes la edad de jubilación pero no has cotizado lo suficiente para jubilarte (15 años, con al menos 2 en los últimos 15), sí podrías obtener la IPT.
  • Estar dado de alta en la Seguridad Social (o situación asimilada): esto significa que en la fecha en que sobreviene la incapacidad estabas trabajando o, al menos, en paro con demanda de empleo, en baja médica, etc. En general debes ser cotizante o tener el derecho protegido. Si estabas de baja por enfermedad común, en paro con prestación, de excedencia con reserva de puesto, etc., se considera situación asimilada al alta. Importante: si la incapacidad se deriva de accidente de trabajo o enfermedad profesional, no importa que no estuvieras formalmente de alta: la ley te considerará afiliado de pleno derecho, incluso si el empresario no te había dado de alta.
  • Haber cotizado un mínimo previo (si es enfermedad común): este punto suele generar muchas preguntas. Si la causa de la incapacidad es una enfermedad común (o un accidente no laboral), se exige un período mínimo de cotizaciones. La duración depende de tu edad:
    • Menores de 31 años: haber cotizado al menos un tercio del tiempo desde que cumpliste 16 años hasta la fecha de la incapacidad. (Ejemplo: si tienes 24 años, hay 8 años desde los 16; se exigirían alrededor de 2 años y 8 meses cotizados).
    • 31 años o más: haber cotizado al menos 5 años en total. Este cálculo equivale, como regla general, a un cuarto del tiempo entre que cumpliste 20 años y la fecha de la incapacidad. Además, de esos años cotizados, una quinta parte (es decir, 20%) deben estar dentro de los 10 años inmediatamente anteriores al hecho causante. En otras palabras, necesitas cotización reciente antes de enfermar.
    • Trabajadores a tiempo parcial: se aplica un coeficiente para equiparar sus cotizaciones a jornadas completas.
    • Nota: Si la incapacidad deriva de accidente (laboral o no) o de enfermedad profesional, NO se exige cotización mínima previa, lo cual es un alivio importante para gente joven o con poca cotización que sufre, por ejemplo, un accidente grave.
  • Gravedad médica suficiente: aparte de los requisitos administrativos, obviamente debe existir un cuadro médico de lesiones o enfermedad que sea crónico (permanente o de larguísima duración) y que limite de forma importante tu capacidad laboral. No basta con estar enfermo: tus secuelas deben ser objetivas y demostrables (informes médicos, pruebas diagnósticas) y tienen que incapacitarte para las funciones fundamentales de tu puesto. Por ejemplo, pérdidas de movilidad significativas, disminución notable de la fuerza, dolor crónico resistente a tratamientos, deterioro sensorial grave, etc., que afecten justo a lo que tu trabajo exige. En muchos casos, se considera que la IPT implica aproximadamente una reducción de al menos 33% en el rendimiento para la profesión habitual. De hecho, la ley equipara a los pensionistas de incapacidad permanente total con un grado de discapacidad del 33% a ciertos efectos, reconociendo así la severidad de sus limitaciones.

Muchas personas con incapacidad permanente total continúan desarrollando otra actividad laboral adaptada a sus capacidades. La IPT no impide trabajar en un empleo distinto al habitual siempre que no suponga las mismas exigencias que no puedes cumplir. De hecho, es compatible con desempeñar otro trabajo por cuenta ajena o incluso manteniéndote como autónomo en una actividad diferente. ¿Sabías que no existe un límite de ingresos por trabajar estando pensionista de IPT? A diferencia de otras prestaciones, puedes cobrar tu pensión y salario a la vez, siempre y cuando el nuevo empleo sea compatible con tus lesiones. Por ejemplo, un conductor profesional que queda incapacitado para conducir podría reconvertirse en un administrativo o teleoperador sin perder su pensión. Incluso siendo autónomo, podrías seguir cotizando en otra actividad: muchos trabajadores por cuenta propia con una IPT buscan una nueva ocupación acorde a sus posibilidades (con el atractivo de que, al tener reconocida una discapacidad ≥33%, pueden acceder a bonificaciones en su cuota de autónomos y ayudas para emprender).

 

¿Cuánto se cobra de pensión por incapacidad permanente total?

Una de las preguntas estrella es: “¿Cuánto me pagarán si me conceden la incapacidad permanente total?” La prestación económica principal de la IPT es una pensión vitalicia contributiva, cuya cuantía general es el 55% de tu base reguladora. La base reguladora es un cálculo que hace la Seguridad Social en función de tus cotizaciones (sueldo) previas; varía en cada caso. Por ejemplo, si tu base reguladora resulta ser 1.500 € al mes, tu pensión de IPT rondaría los 825 € mensuales (el 55%). En el caso real del almacenero de Asturias, su pensión quedó en 1.959,45 € al mes, que era el 55% de una base reguladora alta por su antigüedad. Ten en cuenta que las pensiones se revalorizan cada año, así que la cuantía puede subir ligeramente con el IPC anual.

Ahora bien, existen dos situaciones especiales respecto a la cuantía de la IPT:

 

Incapacidad Permanente Total Cualificada (subida del 20%):

¿Tienes 55 años o más y te han concedido una incapacidad permanente total (IPT)? Si además no estás trabajando, podrías solicitar lo que se conoce como la cualificación de la incapacidad, un incremento del 20% adicional sobre tu pensión habitual. Esto significa que pasarías del 55% al 75% de tu base reguladora.

Este aumento no es automático, pero está previsto por la ley cuando, debido a tu edad, formación limitada o a las circunstancias sociales y laborales de tu entorno, se considera que tendrás serias dificultades para acceder a otro empleo compatible con tus limitaciones. En otras palabras, si a los 55 años sigues sin haber podido reincorporarte al mercado laboral en otra actividad, la Seguridad Social entiende que necesitas un mayor respaldo económico.

Ejemplo práctico: Paula tenía una base reguladora de 1.000 € y cobraba 550 € (el 55%). Al cumplir 55 años, con la base actualizada a 1.100 €, puede solicitar la cualificación. Si se la conceden, pasará a cobrar 825 € mensuales (el 75%).

Requisitos clave:

  • Tener 55 años cumplidos o más.
  • Estar en situación de desempleo (no puedes estar trabajando ni cobrando paro).
  • Acreditar la dificultad de encontrar otro empleo compatible.
  • Solicitar formalmente el incremento ante el INSS.

💡 ¿Te preguntas si cumples los requisitos? En Conesa Legal te ayudamos a evaluar tu caso y, si corresponde, tramitamos contigo la solicitud del incremento cualificado. Muchas personas desconocen este derecho y lo pierden por no pedirlo a tiempo. ¡Consúltanos sin compromiso!

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Capitalización de la pensión: ¿puedo cobrarla como indemnización a tanto alzado?

Existe la posibilidad de sustituir la pensión de incapacidad permanente total por un pago único, lo que se conoce como capitalización de la pensión. Esta opción es excepcional y está pensada para trabajadores menores de 60 años que quieran emprender, reintegrarse al mercado laboral por cuenta propia o simplemente obtener liquidez inmediata.

Para poder acceder a esta indemnización a tanto alzado, deben cumplirse todos estos requisitos:

  • Que la solicitud se realice en los tres años siguientes al reconocimiento de la pensión.
  • Que el beneficiario tenga menos de 60 años en el momento de la solicitud.
  • Que se presuma que la incapacidad no se va a modificar (es decir, que no habrá mejora).
  • Que el beneficiario vaya a realizar un trabajo por cuenta propia o ajena, o que acredite que invertirá el importe de la indemnización en desarrollar una nueva fuente de ingresos como autónomo, siempre que tenga aptitud suficiente para esa actividad.

En cuanto a la cuantía, varía según la edad:

  • Si tienes menos de 54 años, puedes recibir hasta 84 mensualidades.
  • Si tienes 59 años, el mínimo será de 12 mensualidades.

Un ejemplo: si tienes 46 años y solicitas la capitalización, podrías recibir unas 48 mensualidades de golpe, en lugar de percibir tu pensión mes a mes.

Además, una vez cumplas los 60 años, recuperarás automáticamente la pensión originaria, incluyendo todas las revalorizaciones acumuladas desde que optaste por la indemnización. Es decir, volverías a cobrar la pensión mensual, pero actualizada.

💡 Esta opción puede ser interesante si estás pensando en emprender un negocio, reinvertirte laboralmente o necesitas liquidez inmediata. Eso sí, es una decisión importante: renuncias temporalmente a la pensión mensual, por lo que conviene valorarlo bien con asesoramiento profesional.

¿Y las pagas extra? La pensión de IPT, al ser contributiva, tiene 14 pagas al año (una mensual y dos extras, generalmente en julio y diciembre). Solo en los casos de accidente de trabajo o enfermedad profesional la pensión viene prorrateada en 12 pagas porque las extras ya van incluídas en la cuantía mensual. Pero para la mayoría (contingencias comunes) puedes contar con dos pagas adicionales al año. Un detalle: desde 2023, al ser pensionista con incapacidad permanente (total, absoluta o gran invalidez) se te reconoce automáticamente un grado de discapacidad del 33%. Esto no aumenta la pensión en sí, pero te abre la puerta a beneficios sociales y fiscales (descuentos en IRPF, ayudas de movilidad, ventajas en empleo público, etc.). ¡Una buena noticia dentro de lo complicado de la situación!

 

Ejemplos prácticos de incapacidades permanentes totales: casos reales y sentencias del BOE

Para aterrizar todo lo anterior, veamos algunas situaciones concretas de incapacidad permanente total que han llegado a los tribunales (y al BOE, Boletín Oficial del Estado, cuando se publican las sentencias de alto nivel):

  • Lesiones musculoesqueléticas (espalda, rodillas, etc.): Son quizá la causa más común de IPT. Ya narramos el caso de la sentencia del TSJ de Asturias reconociendo la IPT a un almacenero con lesión lumbar. Igualmente, en Barcelona un juez concedió la IPT a un soldador con discopatía lumbar y hernia porque su trabajo físico agravaba su dolencia. También el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha dictado sentencias similares: por ejemplo, una sentencia reconoció la incapacidad permanente total a un mecánico con lumbalgia crónica y cervicalgia que le impedían agacharse y manejar herramientas pesadas. En otra, un trabajador con síndrome de espalda fallida (dolor lumbar persistente tras varias cirugías) obtuvo en los tribunales una pensión de más de 1.000 € mensuales. Conclusión: Dolencias de espalda, prótesis de cadera o rodilla que limitan seriamente, artrosis avanzada, lesiones de hombro que quitan fuerza… Si te impiden realizar las tareas clave de tu oficio (sea levantar pesos, estar de pie, caminar mucho, agacharte, etc.), pueden dar lugar a una IPT.

  • Enfermedades degenerativas o crónicas: Muchas enfermedades progresivas terminan ocasionando una incapacidad permanente total para el trabajo habitual. Ejemplos: covid persistente, la esclerosis múltiple en fases iniciales puede impedir seguir en trabajos muy físicos o de alta exigencia cognitiva en momentos de brotes; ciertas enfermedades cardíacas o respiratorias crónicas (EPOC, insuficiencia cardiaca) pueden incapacitar a un trabajador si su empleo requería esfuerzo; enfermedades como la artritis reumatoide o el lupus pueden, con el tiempo, dañar articulaciones hasta imposibilitar profesiones manuales. Un caso publicado en el BOE (Sentencia del Tribunal Constitucional 111/2022) habla de un trabajador que había quedado ciego (afiliado a la ONCE) que solicitó incapacidad permanente: aunque ya estaba jubilado, refleja cómo patologías de larga evolución llevan a incapacidades reconocidas. Asimismo, el BOE recoge casos de cáncer: por ejemplo, a una limpiadora con cáncer se le denegó en primera instancia la incapacidad permanente absoluta, pero un juzgado ordenó restituirla, reconociendo la gravedad de su estado. Ojo: cada caso es un mundo y las enfermedades degenerativas a veces dan lugar a incapacidad absoluta si impiden cualquier trabajo. Pero si únicamente te impiden tu profesión (por ejemplo, un Parkinson incipiente que te impide ser policía, aunque podrías trabajar en algo más sedentario), entonces estaríamos ante una IPT.

  • Accidentes laborales con secuelas: Cuando un accidente (de trabajo o de tráfico) deja secuelas permanentes, se evalúa el grado de incapacidad resultante. Un accidente de trabajo tiene la peculiaridad de que, si causa la IPT, la pensión puede llevar complementos a cargo de la mutua o el empresario si hubo negligencia (recargo de prestaciones). Imaginemos un operario industrial que pierde varios dedos en una mano con una máquina: seguramente no pueda seguir en su puesto (IPT para su profesión), aunque podría hacer tareas adaptadas. Casos de sentencias hay muchos; por ejemplo, un deportista profesional cuya lesión grave le impide seguir compitiendo en alto nivel podría obtener una IPT para esa profesión deportiva (el BOE ha publicado disposiciones sobre extinción de contratos de deportistas por incapacidad permanente, como en el fútbol base). La jurisprudencia insiste en analizar qué tareas hacía el trabajador antes del accidente y si las puede o no seguir haciendo con sus secuelas.

En cualquier caso práctico, dos cosas quedan claras:

1) la Seguridad Social inicialmente tiende a denegar muchas solicitudes de incapacidad (su posición suele ser restrictiva), y

2) hay que reclamar con buenos informes e incluso llegar a juicio para que un tribunal independiente valore tu situación. No es extraño tener que acudir a un juzgado de lo Social o incluso a un Tribunal Superior de Justicia para conseguir la pensión, como ilustran los ejemplos. Por eso, asesorarte bien y reunir evidencia médica sólida es tan importante.

💡 Tip: Guarda todos tus informes, recetas, pruebas diagnósticas y partes de baja; y ante una denegación, consulta con abogados especialistas para valorar un recurso o demanda. En Conesa Legal hemos tramitado numerosos casos de incapacidad permanente con éxito, sabemos qué pruebas aportar y cómo argumentar para convencer al tribunal.

 

¿Qué pasa con el contrato de trabajo si me conceden la IPT?

Esta es una duda frecuente tanto de trabajadores como de empresas: ¿me despiden automáticamente si me dan la incapacidad permanente total? Hasta hace poco, la ley sí permitía extinguir automáticamente el contrato de trabajo cuando un empleado era declarado en incapacidad permanente total o absoluta, abonando la indemnización legal. Sin embargo, esto ha cambiado en 2025 para proteger más al trabajador.

La nueva Ley 2/2025 (en vigor desde mayo de 2025) elimina la extinción automática del contrato tras una declaración de incapacidad permanente total o absoluta. Ahora el proceso es más garantista: cuando recibes la resolución del INSS que te concede la IPT, tienes 10 días para comunicar por escrito a tu empresa si quieres continuar en tu puesto (o en otro adaptado). A partir de ahí, la empresa está obligada a explorar adaptaciones o recolocación durante un plazo de 3 meses:

  • Si es posible adaptar tu puesto actual con ajustes razonables (por ejemplo, cambiando ciertas tareas, proporcionándote ayudas técnicas, reduciendo cargas físicas) o hay otro puesto vacante compatible con tus limitaciones, la empresa debería ofrecerte seguir trabajando allí.
  • Si tú rechazas la oferta adaptada o la empresa justifica por escrito que no es viable adaptarte ni reubicarte, entonces sí podrá extinguir tu contrato de trabajo. Pero ojo: ya no se considera un “despido automático” sin más, sino una extinción justificada por ineptitud sobrevenida, sin indemnización (salvo convenio más favorable). Si la empresa no intenta los ajustes razonables y te despide directamente, podría ser considerado despido nulo por discriminación según la normativa europea y española reciente.

Esta reforma busca alinear con la normativa de discapacidad de la UE: antes de prescindir de un trabajador con incapacidad, hay que agotar las posibilidades de integración. Para las empresas, especialmente en Cataluña donde existe un fuerte marco de inclusión laboral, esto implica un cambio importante: deberán documentar los esfuerzos de adaptación y solo si realmente no hay opción (o el trabajador prefiere marcharse) se finalizará el contrato. Además, empresas pequeñas (>25 trabajadores) tienen ciertos límites económicos a estos ajustes para no imponerles costes desproporcionados. En resumen, como trabajador con IPT ahora tienes la oportunidad de seguir en la empresa (si existe un puesto adaptado) o de negociar tu salida. Y como empresa, es fundamental gestionar correctamente este proceso para cumplir la ley y evitar sanciones.

Ejemplo práctico: Imagina que a un empleado de oficina le reconocen una IPT porque ha perdido la audición en buena parte. Antes, la empresa podía dar por terminado el contrato casi automáticamente con la indemnización que tocase. Con la nueva ley, si ese empleado manifiesta querer seguir trabajando, la empresa debería intentar adaptarle el puesto (quizá proporcionándole auriculares especiales, sistemas visuales en vez de sonoros, etc.). Si aun así no pudiera hacer su trabajo o no hay otro puesto alternativo, recién entonces podrían extinguir el contrato justificadamente. Todo este proceso, como ves, requiere asesoramiento legal tanto para el trabajador como para la empresa, para hacerlo bien conforme a la reforma de 2025.

 

Conclusión: la importancia de un buen asesoramiento en IPT

La incapacidad permanente total es un derecho vital para muchos trabajadores lesionados o enfermos, pero obtenerla puede ser un camino complejo. ¿Tienes dudas sobre si cumples los requisitos? ¿No sabes cuál es el siguiente paso tras agotar tu baja? ¿Te preocupa tu futuro económico o tu relación con la empresa si te reconocen una incapacidad?

Como hemos visto, hay mucho en juego: la pensión a la que puedes aspirar, la posibilidad de seguir trabajando en algo compatible, las consecuencias legales en tu empleo, etc. Cada caso de IPT es único, y por eso contar con expertos que te guíen marca la diferencia. En Conesa Legal somos un bufete especializado en derecho laboral y Seguridad Social, con amplia experiencia en incapacidades permanentes (total, absoluta, gran invalidez) especialmente en Cataluña. Nuestro valor diferencial radica en:

  • Experiencia y especialización: Llevamos años asesorando a trabajadores y empresas en materia de incapacidad permanente. Conocemos al detalle la normativa vigente y su evolución, desde los requisitos legales hasta las últimas reformas como la Ley 2/2025.
  • Equipo multidisciplinar: Contamos con abogados expertos en Seguridad Social y aboramos con médicos especialistas que nos ayudan a entender y probar la gravedad de tus dolencias. Esta combinación médico-legal es clave para preparar expedientes sólidos y ganar casos.
  • Atención personalizada y cercana: Sabemos lo duro que puede ser afrontar una enfermedad o lesión, por eso te acompañamos de forma humana en cada paso. Resolvemos tus preguntas, te ayudamos con los formularios, reclamaciones y, si hace falta, peleamos en los tribunales por tus derechos con total implicación.
  • Conocimiento del entorno catalán: Si estás en Cataluña, dominamos el funcionamiento del ICAM, los plazos y particularidades locales. Y si eres empresa, te asesoramos en cómo cumplir con la normativa de discapacidad y ajustes razonables, evitando conflictos y buscando la mejor solución.
  • Resultados comprobados: Numerosos clientes han logrado su pensión de incapacidad con nuestra ayuda, ya sea en vía administrativa o judicial. Tu caso también puede tener un final exitoso con el apoyo adecuado. ¡Nos apasiona defender tus derechos!

En definitiva, no enfrentes este proceso tú solo. La incapacidad permanente total puede ser tu tabla de salvación económica y profesional, pero hay que trabajarla bien para conseguirla. En Conesa Legal queremos ser tu aliado de confianza en este camino: estamos aquí para ayudarte a obtener la pensión que mereces, garantizar tus derechos como trabajador y lograr la tranquilidad que necesitas. Contáctanos sin compromiso para una consulta; estaremos encantados de escuchar tu situación y orientarte. ¡Tu bienestar y seguridad están en el corazón de nuestro trabajo!

¿Te ha resultado útil esta guía? Esperamos que sí. Recuerda que en el blog de Conesa Legal encontrarás más contenidos relacionados (requisitos de otros grados de incapacidad, cómo recurrir denegaciones, casos de éxito, etc.). ¡No dudes en seguir informándote y preguntarnos lo que necesites! Juntos lograremos la mejor solución.

zaida alvarez abogada

 

Fecha de publicación: 2 abril 2021

Última actualización: 17 julio 2025

Conesa Legal

Josep Conesa es abogado laboralista y habla tanto español como inglés. Además, cuenta con un máster en Derecho Europeo y Derechos Fundamentales. A lo largo de los años, nuestro despacho ha gestionado todo tipo de despidos, así como accidentes laborales y negociaciones colectivas. Estaremos encantados de ayudarte legalmente, siempre que sea posible, en tu propio idioma.

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